martes, 8 de diciembre de 2009

DIA DE LA INMACULADA CONCEPCION


María, nuestra Madre y Reina no hay ni una mancha de pecado ni siquiera el pecado original. Ni un pecado personal ni falta o sombra de falta en su vida. La Madre Santísima ha trabajado por su camino de santidad, poniéndole todo el empeño para asimilarse en todo a la voluntad de Dios. Nosotros estamos llamados como sus hijos marianos a luchar en serio por la santidad.
Si nosotros no ponemos nuestra parte, la santidad se retira porque el demonio la perjudica como lo hizo con Adán y Eva en el Paraíso terrenal. La vida de Adán y Eva era una vida paradisíaca, una vida pletórica, pero ellos la corrompieron por su desobediencia, por no ajustarse de hecho a la voluntad de Dios, que los había llamado por pura misericordia a gozar de su dicha. Pero lo que se desajustó no se corrompió para siempre, porque el Señor vino en calidad de salvador a redimir lo que se había corrompido poniéndonos bajo el dominio de la muerte. El hombre fue hechizado por el príncipe de los encantos diabólicos: y se dejó atrapar.
La fiesta de la Inmaculada Concepción nos llama a poner manos a la obra, a trabajar en la Viña del Señor, por la santidad de vida.

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