jueves, 19 de noviembre de 2009

ANECDOTA DE FE EN TUCUMAN


Caminó desde Yerba Buena para tocar los pies de San Expedito


Hizo el periplo para agradecer al santo porque obtuvo empleo tras un año como desocupado. Miles de personas pasaron ante el altar del patrono de las causas urgentes, en la parroquia del Inmaculado Corazón de María.
Pedro Reynoso comenzó a caminar a media mañana. Junto con su esposa, Raquel Díaz, recorrió a pie los más de siete kilómetros que separan su vivienda de Yerba Buena con la parroquia del Inmaculado Corazón de María. El esfuerzo tenía un objetivo: agradecerle a San Expedito, el patrono de las causas urgentes, que pudo conseguir trabajo luego de pasar un año desocupado.Ayer, día de la fiesta anual del santo, miles de personas visitaron el templo mariano. A las 16, la cola de fieles comenzaba en Santiago del Estero al 800, donde está la iglesia, seguía por Salta al 400, por Corrientes al 800 y terminaba en la intersección de esa calle con Junín.El interior del templo estaba en penumbras. Se habían retirado los bancos del sector izquierdo para colocar allí un vallado y ordenar el paso de los fieles que querían dejarle flores a la imagen de San Expedito. En el sector derecho no quedaba ningún lugar libre para sentarse. Un suave pero insistente murmullo revelaba que cientos de personas estaban orando. En el único sector de la nave donde la luz era intensa se erigía la imagen del santo. En silencio, una persona tras otra dejaba flores o estiraba la mano para tocar sus pies y luego persignarse.Al ver tantas personas venerando a un santo en particular surge una pregunta: ¿qué se le pide a San Expedito? O, mejor dicho: ¿qué no se le pide a San Expedito? Desde adolescentes hasta ancianos tienen algo que agradecer o solicitar. “Yo todos los años le pido que me ayude a pasar de curso”, contó María de los Angeles, de 13 años. “Hasta ahora viene cumpliendo”, agregó la adolescente.Hace dos años, la docente Juana Gutiérrez se acercó por primera vez a la imagen que está en el Corazón de María. “Tengo problemas en los riñones. Me operaron varias veces y vivía con infecciones. Desde que le rezo, mis males se hicieron más llevaderos”, aseguró.También están quienes piden o agradecen por trabajo. “Todavía me siento en deuda. No sé cómo voy a hacer para agradecerle el contrato con la Municipalidad de Yerba Buena que me consiguió”, dijo Pedro Reynoso, quien caminó desde ese municipio hasta el templo. Mario Alberto Cajal, un hombre discapacitado que vende flores en los alrededores de la iglesia, también tenía algo para pedir: “cuando rezo, yo le digo a San Expedito que siempre siga viniendo gente a verlo para que me compren las flores”.

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